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Zona Arqueológica de Santa Elena

El sitio arqueológico de Santa Elena está cerca del río San Pedro Mártir, a 95 kilómetros al sureste de Balacán. Este lugar es un sitio maya precolombino.
Este asentamiento arqueológico cuenta con construcciones monumentales identificadas por elementos arquitectónicos como muros de mampostería, vigas, escaleras, patios, plataformas escalonadas y una cancha de pelota. Además de cuatro estelas de roca caliza, en las que se aprecian glifos frontales.
Además de Pomoná, Moral Reforma, Palenque, Bonampak, Yaxchilán y Piedras Negras, Santa Elena pertenece a las ciudades de la cuenca del Usumacinta.
Atracción turística
  • Declarada Patrimonio de la Humanidad, la zona arqueológica de Xochicalco fue un antiguo centro ceremonial y ciudad fortificada que tuvo su apogeo entre los años 650 y 900 d.C., justo entre la caída de Teotihuacan y el auge de Tula. Sobre los cerros que forman el sitio arqueológico se destacan dos grandes basamentos. La primera es conocida como la Pirámide de la Serpiente Emplumada, decorada con profusos altos relieves en sus lados. Hay ocho serpientes que simbolizan al dios Quetzalcóatl, acomp

  • Muchos visitantes de La Venta van al sitio arqueológico fundado por los olmecas. Este lugar húmedo, rodeado de vegetación y sonidos de animales, fue testigo de cómo esta cultura se estableció y se convirtió en una de las más antiguas e importantes de la región. Aunque se desconoce su nombre prehispánico, uno de los vestigios conservados de La Venta es la pirámide principal de 34 metros de altura y 140 de diámetro, construida en barro y considerada la más antigua del territorio mesoamericano. L

  • En una elevación en forma de meseta en la comunidad de La Mesilla, a 12 kilómetros (7 millas) de Tecozautla, se encuentra el Sitio Arqueológico de El Pahñú, que perteneció a la cultura Xajay, ancestro del actual pueblo otomí y que tuvo su época de esplendor entre los años 450 y 950 de nuestra era. Según los estudios realizados en el lugar, el grupo arqueológico se habría dedicado a venerar a Otontecutli, el dios del fuego antiguo. La plaza central está escoltada por una estructura bien conserv