valle de zaragoza
Con árboles tan antiguos como sus construcciones, la comarca inicialmente denominada Pilar de Conchos, cuenta con una icónica Alameda, por supuesto, repleta de chopos que han sido testigos del paso del tiempo, de su época dorada y de hechos decisivos en la historia de nuestro país, como la revolución mexicana de 1910.
Cuentan sus gentes que Francisco Villa hacía fusilar a sus enemigos colgándolos de los álamos más altos de esta avenida, que hoy es un área de esparcimiento familiar, con asadores y juegos infantiles donde los fines de semana se convierten en verdaderas vacaciones.
Otros dicen que el oro escondido por el general sigue enterrado en el cerro mezcalera, pero ninguno ha emprendido la misión de búsqueda.
En cambio, los zaragoneses han encontrado su forma de vida en la ganadería, la agricultura y las divisas que su gente envía desde Estados Unidos a los que se quedaron atrás. Quizás por eso el Valle parece estar habitado por gente mayor, gente sabia que entiende la tierra y recuerda la historia como si fueran los protagonistas, quizás porque algunos de ellos lo hicieron.
Hoy, muchos hacendados como “La Laborcita”, que fue una hacienda porfiriana en el siglo XIX, dedican sus días a conservar sus oficios y continuar con sus negocios, como si la palabra retiro no tuviera cabida en el diccionario del pueblo.